
Un día a inicios del siglo XXI, estaba en la sala de espera de la oficina de la directora del servicio de salud mental en la UNAM. No estimado lector, no estaba allí buscando consulta. Estaba allí para una entrevista como candidato a hacer la residencia en psiquiatría.
Fue una mezcla de ansiedad y entusiasmo reencontrarme con la misma doctora que había sido mi maestra de Psicología Médica en el primer grado de medicina en la UNAM, junto a el Maestro Dr. Alejandro Díaz Martínez. Ella, la Dra Claudia Foulloix , siempre alegre y juguetona en mi memoria, se sorprendió de verme.
– ¿Tú qué haces aquí? Si eras de los buenos.” Preguntó.
La pregunta me dejó pasmado por un segundo, y la aproveché para expresar justo mi interés por incorporarme a una especialidad que percibía necesaria y desafortunadamente estigmatizada. Hablar del estigma de la psiquiatría será tema de otra ocasión.
En esta publicación mas bien dirijo mi atención a la respuesta a la pregunta “¿y que hacía allí?” o mas bien “¿Cómo llegue allí?”, para presentarme contigo que dedicas tu tiempo a leer estas líneas y este sitio. De antemano te lo agradezco.
Confieso que me parece muy petulante ser el propio biógrafo. Al mismo tiempo te comparto que es frecuente que en la formación de un médico, psiquiatra y psicoanalista le pidan a uno que se presente como si uno tuviese esa claridad de hacer el relato de la propia existencia. Yo renuncio a cualquier aspiración de objetividad para cumplir esta tarea.
Dado que no he muerto, esta es una historia en evolución. Y hasta ahora mi experiencia de vida humana me parece un sendero que atraviesa diferentes transiciones. Estoy atravesado por dualidades que me he esforzado en integrar a lo largo de mi sendero.
Soy una forma de viajero del tiempo que transita a una velocidad de un día cada 24 horas, y vengo de un momento que ahora parece lejano, pero del que quedan reliquias. Nací en la ciudad de México de finales de los 70’s y mi temprana infancia ocurrió en los espectaculares años 80’s. Y si, se antoja hablar de referencias culturales en películas, caricaturas, programas de TV, relacionados a aparatos electrónicos y juguetes. Tengo dos hermanos, y soy el de en medio.
En esos tiempos mis padres estaban mucho mas vinculados con la burocracia mexicana y mi educación primaria ocurrió en una primaria de gobierno llamada “La Revolución Mexicana”, que por cierto sigue en pie, en el barrio de Coyuya, en la delegación Iztacalco. Allí aprendí a leer, a jugar ajedrez, a admirar a los próceres mexicanos como Benito Juárez, a querer a la bandera, a marchar en la escolta… y no aprendí a jugar fútbol.